EL HOMBRE QUE MIRABA MÁS LEJOS
En homenaje a rubén perelló el día de su cumpleaños
Era 14 de abril de 1629 cuando el bebé Christiaan Huygens abría los ojos por primera vez en su casa de La Haya. Pocos se imaginaban que aquel holandés obsesionado con los telescopios cambiaría la historia de la astronomía, la física y las matemáticas con sus descubrimientos.
A Huygens le inquietaba el estudio de la probabilidad. Por eso le habría encantado desentrañar cuántas posibilidades había de que Rubén Perelló, tras una primera incursión almanseña y con ofertas de trabajo de buenos equipos, regresara a tierras manchegas para hacerse cargo de un proyecto que él sentía que había dejado a medias, tal como recuerda Salva Albertos, vicepresidente del CBA. Y Rubén volvió, dispuesto a poner patas arriba a una ciudad, una afición y un equipo con sus propias leyes de la física, las matemáticas y la astronomía, amparado por el espíritu de Huygens, que había nacido el mismo día que él, casi 350 años antes.
Huygens había estudiado el comportamiento de la luz, su reflexión y refracción. Es la misma ley física que Perelló aplica en su equipo, en el que cada pieza se comunica con el resto reflejando sus ondas en una perfecta recreación del principio de Huygens. Y así, donde Huygens dice: “Cada punto de una onda luminosa primaria se comporta como un centro emisor que a su vez emite ondas secundarias de la misma frecuencia y velocidad que las ondas primarias”, Perelló apostilla: “¡Qué huevos tiene este equipo!”. Como el caballo de Espartero, añado yo. Solo así se explica cómo juega Graham Bell y la diferencia que marca en cada partido. Y qué decir de jugadores como Bobby Harris, todo un arquero, o Kevin Navarro, pesadilla para los rivales cuando se le calienta la muñeca, hombre clave en el ascenso del CBA a Plata. O de Olechnavicius, que reventó el marcador en Pamplona. Santonja con sus triples increíbles. Lamine como bastión del castillo almanseño. Javi Hernández, que lo mismo te rebotea sin parar que te da una formación en psicología deportiva para formar a padres en valores del deporte. Con las dotes mecánicas de Huygens, Perelló ha engranado las piezas de esta máquina. “Es magia lo que ha hecho aquí Rubén. Es de locos. No me extrañaría que le pusieran una estatua al lado del zapatero”, bromea Alberto Collado. Rubén lo llama la fuerza del equipo. Su principio físico básico es previo a Huygens: Juntos somos más fuertes.
Perelló no es el único bajo el signo del 14 de abril: también está Gerard Blat, que conquistó al staff con su desparpajo en la pista. De la misma edad que Nil Bria, un hombre que impone su férrea defensa en la cancha. O Unai Mendicote, que se ha adaptado a la perfección al equipo y disfruta con el ambiente increíble de la Bombonera. “No se concibe la revolución que ha vivido el baloncesto almanseño sin la figura de Rubén Perelló”, me cuenta Mena. “Le ha dado la vuelta a todo como a un calcetín”. Sama, su mano derecha, lo ha dejado todo por el equipo. Raúl Cuenca aporta su talento y la sangre local en el cuerpo técnico. Ambos con tremenda admiración hacia Rubén, según percibe Collado, la misma de sus amigos del bar Alejó. Idéntica a la que sienten los niños de Almansa cuando ven entrar a los jugadores del Afanion en sus colegios, y que están mamando buen baloncesto desde la cantera que tanto mima Rubén. “Él es una pieza esencial del proyecto”, reconoce Mati Cuenca, presidenta del CBA. “Una persona tremendamente profesional, muy exigente para trabajar siempre más y mejor. Sin él no hubiera sido posible todo lo que ha crecido la ciudad”. A ojos de Salva, Rubén es ya un almanseño más, convertido incluso en fan de la U. D. Almansa.
El secreto de Rubén es el de Christiaan Huygens. A nuestro holandés le encantaba construir telescopios. Poder mirar más lejos y descubrir, así, anillos en Saturno y un satélite llamado Titán. También el Afanion Almansa tiene su propio titán: Thom Granado, dueño y señor del juego interior. Y como Huygens, también nuestro coach es capaz de mirar más lejos y ver un proyecto de baloncesto en una ciudad que no podía ni imaginarse que celebraría dos ascensos meteóricos. “Su forma de trabajo nos ha servido para CREER, creer que es posible que un club pequeño aspire y consiga grandes cosas. Eran grandes sueños, muy lejanos, y Rubén los hizo realidad”, sonríe Mati. Ver más lejos para llegar más lejos, a base de saber sacar lo mejor de cada jugador, tal como le reconoce la directiva del club, que por hacer de todo en el equipo, a veces hasta parece defender desde la grada. Pero a diferencia de Huygens, Perelló no necesita un telescopio para poder mirar más lejos.
En sus cálculos matemáticos, Huygens estaba obsesionado con encontrar una manera precisa de medir el tiempo, para poder aplicarla a sus observaciones astronómicas. El CBA ha encontrado su propia magnitud: la ilusión de una ciudad por el baloncesto. ¿Cómo medirla, se preguntaría nuestro holandés favorito? Huygens no lo consiguió, pero el Afanion lo tiene claro, y puede presumir de datos: dos ascensos seguidos, inolvidables para los seguidores del club; una primera temporada en LEB Plata intachable, donde se ha conseguido brillantemente el objetivo de permanecer en la categoría; una cantera que ha multiplicado por cinco el número de niños en pocos meses; un pabellón polideportivo municipal rebautizado a La Bombonera, que se pone a reventar en cada encuentro para celebrar los triples como si fueran Champions, y un compromiso absoluto, “sin límites”, de la plantilla y del cuerpo técnico. Chúpate esa, Christiaan. Almansa 1 – Huygens 0. Manchegos dando lecciones a holandeses desde 2010, con la final de Sudáfrica.
Y aún te daré más datos, Huygens, a ti que tanto te gustaban los relojes que hasta inventaste el de péndulo. Te voy a explicar cómo se mide la ilusión de una ciudad en modo millennial. Cuando le pregunté a Alberto Collado qué había aportado a Almansa el Afanion de Perelló, me mandó un audio de ocho minutos. Ocho minutos llenos de admiración en los que desgranaba las virtudes de la plantilla, el acierto en los fichajes, el trabajo diario de un club modesto que hace llegar el esfuerzo y el afán allí donde no alcanzan los medios o el presupuesto y la pasión de unas gradas tornadas en arrolladora marea azul de más de mil corazones. Quise preguntarle también a Mena qué pensaba de los Perelló Boys y del papel del baloncesto en Almansa. Y en respuesta, me grabó otro audio… de ocho minutos. Huygens, tú que sabes de medidas de tiempo… ocho minutos es la medida de la ilusión. Millennials: si no graba audios de ocho minutos cuando habla de ti, no es amor verdadero. De hecho, tengo claro que a mi próximo amante le voy a decir que quiero mis ocho minutos almanseños: 480 segundos a tope de energía, fuerza, emoción, ganas, ilusión. Dándolo todo. No me pienso conformar con menos. ¡Y que nos quiten lo bailao!
Esta noche, las almanseñas mirarán de reojo el reloj de la mesilla, picaronas. Rubén Perelló no necesitará hacerlo. Él tiene grabada a fuego la medida de su felicidad: cuatro asaltos de diez minutos. Cuarenta minutos (¡cuarenta minutos, Rubén!) en los que verter toda su energía y vaciar su alma para hacer bailar a un equipo, hacer vibrar a una afición y teñir de azul Afanion hasta el último rincón de la ciudad. Tras la enorme victoria ante Navarra, quedan solo cuatro jornadas para que acabe la segunda fase de la liga regular. Almansa tiene un sueño en el corazón bordado con letras de oro. No hay dos sin tres. “Nos estamos acostumbrando a comer caviar, y tendremos que comer garbanzos…”. O ternera crujiente del chino. Perelló mantiene los pies en la tierra. La permanencia en Plata es el mejor regalo. Pero Huygens, con su telescopio, ya sabemos hacia dónde apunta.
350 años separan a Christiaan Huygens de Rubén Perelló. Pero ambos comparten un mismo destino en el tiempo. Huygens, obsesionado con medirlo. Perelló, marcando un tiempo nuevo para el baloncesto en Almansa. Bajo el espíritu del péndulo de Huygens, almanseñas, vayan sincronizando sus relojes, que igual los ocho minutos se nos quedan cortos ante lo que se nos viene encima. Porque fiel a su historia, dispuesta a escribirla una y mil veces más, por vosotras, por el club, por la afición y por una ciudad que respira baloncesto, Almansa dará la batalla.
Texto de Mar Galindo (@Marecica)
Fotos de Juan Carlos Mena
Y la colaboración especial de
Alberto Collado, Matilde Cuenca, Juan Carlos Mena y Salvador Albertos